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Publicaciones y artículos médicos

Tradicionalmente el déficit de vitamina D se ha identificado por la presencia de enfermedad ósea, según diagnóstico histológico: raquitismo en los niños y osteomalacia en los adultos.

Actualmente sabemos que para que se desarrollen estas situaciones patológicas los niveles circulantes de calcifediol sérico deben ser inferiores a 4 ng/ml, valores francamente deficientes(1). Si bien la hipovitaminosis subclínica, especialmente en la población anciana y en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), tiene una alta prevalencia.

Para asegurar el correcto funcionamiento de la actividad endocrina que regula el metabolismo mineral y la actividad pleiotrópica es esencial mantener unos niveles adecuados de vitamina D.

Actualmente, la deficiencia o insuficiencia de vitamina D es una pandemia mundial que afecta a muchos miles de millones de personas de diferentes edades. En la mujer es más prevalente este déficit y ocupa una atención especial, pudiendo afectar varias etapas de la vida, desde la infancia y adolescencia, hasta el periodo reproductivo y la menopausia. Es conocida la importancia de la vitamina D en el metabolismo óseo, pero más recientemente se están analizando las repercusiones que puede tener el déficit de vitamina D (DVD) en otras  patologías ginecológicas y en el embarazo.

Se considera que las concentraciones óptimas de 25-hidroxivitamina D (25[OH]D) en sangre deben estar entre 30 y 60 ng/ml, y que son claramente patológicas concentraciones inferiores a 20 ng/ml. La clasificación más admitida habla de deficiencia cuando estas se encuentran por debajo de los 20 ng/ml, de insuficiencia si están entre 21-29 ng/ml, y de normalidad entre 30-60 ng/ml.

Para hablar de intoxicación habría que superar los 150 ng/ml. Aunque se trata de una variable cuantitativa, existe bastante consenso para situar el punto de corte entre lo normal y lo anormal en los 30 ng/ml (75 nmol/l).

Esta guía visual de apoyo en la consulta recopila casos clínicos en Dermatología Pediátrica con la pretensión de ser un modesto material de ayuda para la práctica clínica del pediatra en consulta.

La elección de los casos clínicos se ha llevado a cabo en función de su interés, según criterio de las autoras, aportando datos que faciliten su diagnóstico o manejo. Este material puede ser interpretado como un boceto, un estímulo para conocer mejor algunas enfermedades cutáneas de los niños, en cuyo manejo juega un papel trascendental el pediatra, primer especialista en la cadena asistencial de los pequeños.

La fuente principal de vitamina D proviene de la transformación del 7-dehidrocolesterol en previtamina D3 y posteriormente en vitamina D3 (colecalciferol), por la acción de la radiación solar ultravioleta B sobre la piel. Además, la aplicación de protector solar con un factor de protección 8 reduce la producción cutánea de vitamina D en más del 90% y en más del 99% con un factor de 151.

Las enfermedades dermatológicas tienen una elevada incidencia y en muchas ocasiones son valoradas inicialmente por otros especialistas. El conocimiento práctico de las dermatosis más frecuentes puede resultar de gran interés para el correcto abordaje de estos pacientes.

La presente recopilación pretende ofrecer una visión muy práctica y dinámica de las enfermedades dermatológicas más frecuentes a las que otros especialistas no dermatólogos se tienen que enfrentar en la práctica clínica, mostrando una síntesis de las manifestaciones clínicas más características, cómo realizar el diagnóstico, cómo plantear el manejo terapéutico y en qué casos derivar al dermatólogo.

Estamos seguros de que os resultará de interés en vuestro día a día en la consulta.

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