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¿Qué son la rinitis y la rinitis alérgica?
La rinitis es una inflamación de la mucosa nasal provocada por distintas causas. Sus manifestaciones más habituales son estornudos, picor y obstrucción y secreción nasal. La duración de la rinitis suele depender de su etiología.
En particular, la rinitis alérgica es un proceso inflamatorio de la mucosa nasal producido como consecuencia de la respuesta de anticuerpos de tipo inmunoglobulina (IgE) específicos a la exposición a un alérgeno al que el paciente está sensibilizado. Con frecuencia asocia también síntomas oculares (picor, ojo rojo y lagrimeo), en cuyo caso se conoce como rinoconjuntivitis alérgica. Se trata de la patología de origen alérgico más frecuente en España; afecta aproximadamente al 21% de la población. Está demostrado que la rinitis alérgica puede ser un factor de riesgo para el desarrollo del asma.
Clasificación de la rinitis alérgica
Aunque tradicionalmente se identificaban dos tipos de rinitis, perenne o estacional, en función de la estacionalidad de los alérgenos que la producen, hace años se propuso una modificación de esta clasificación por no ser lo suficientemente descriptiva, especialmente con los pacientes polisensibilizados.
En la actualidad, se utiliza una clasificación que combina la duración (intermitente o persistente), gravedad (leve, moderada o grave) y el impacto de los síntomas en la vida diaria de los pacientes. Esta clasificación, validada para adultos y niños, está detallada en el documento ARIA (Allergic Rhinitis and its Impact on Asthma). La forma de presentación clínica más habitual es la intermitente moderada, con síntomas menos de 4 días a la semana y durante menos de 2 semanas, y sin gran impacto sobre las actividades de la vida diaria. Este modelo de clasificación se utiliza para tomar decisiones sobre el tratamiento de la rinitis.
Generalmente la rinitis alérgica se produce por la exposición a alérgenos a los que el paciente está sensibilizado, ya sea en espacios cerrados o exteriores. Los más frecuentes son los ácaros, los hongos, los epitelios de animales y los pólenes.
Diagnóstico y tratamiento de la rinitis
El diagnóstico de la rinitis alérgica parte de un estudio exhaustivo del historial clínico del paciente (antecedentes personales y familiares, sintomatología, estacionalidad, factores desencadenantes, respuesta al tratamiento, enfermedades asociadas…), una exploración física (inspección externa, rinoscopia anterior o endoscopia nasal), y las pruebas cutáneas, siendo éstas últimas la prueba clave para demostrar una alergia mediada por IgE.
El tratamiento de la rinitis alérgica variará en función de la clasificación anteriormente apuntada; las terapias más habitualmente recomendados incluyen el uso de antihistamínicos (orales o nasales) y corticoides nasales. Cabe destacar que los antihistamínicos modernos, llamados de segunda generación son los recomendados por las guías de tratamiento ARIA ya que no presentan efectos sedantes relevantes y son más seguros para la conducción.