¿Por qué el término vitamina D no es correcto?
Tal y como indica el Dr José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia en un artículo publicado en Gaceta Médica, el uso erróneo de este término tiene su origen en los médicos de Gales de principios del siglo XX que detectaron raquitismo en los niños que trabajaban en la mina, enfermedad que asociaron a la carencia de alguna vitamina. En aquella época solo eran conocidas las vitaminas hasta la vitamina C por lo que la siguiente debía ser la vitamina D.
El término vitamina D se ha utilizado comúnmente en los últimos años. Se estima que el 37-50% de la población padece insuficiencia que puede tener distintas repercusiones sobre la salud. Sin embargo, este término ha sido utilizado erróneamente desde principios del siglo XX ya que, más que una vitamina se trata de una hormona que actúa prácticamente en todos los órganos y sistemas del organismo y, además es más que una sustancia. Son varias sustancias complejas interconectadas.
En 1920, el científico alemán Adolf Windaus determinó que en realidad, la vitamina D se trata de una hormona. Aunque tiempo después recibió el premio Nobel por este hallazgo, este término siguió utilizándose hasta el día de hoy.
Las vitaminas son sustancias que el organismo no consigue sintetizar y, por ello, necesitamos ingerirla con alimentos. En cambio, las hormonas se sintetizan de manera natural en el organismo. De hecho, la hormona D se fabrica gracias a la tarea combinada de la piel, el hígado y el riñón.
Esta hormona participa activamente en la absorción intestinal del calcio y fósforo, manteniendo el llamado metabolismo fosof cálcio Existen receptores para la vitamina D en diferentes órganos y sistemas como: los huesos, el páncreas, el sistema cardiovascular o el sistema inmune. La hormona D presenta además, funciones paracrinas y autocrinas que regulan la proliferación y la diferenciación celular.
Para cumplir con todas estas funciones, la mal llamada vitamina D necesita de una hidroxilación en el hígado donde se convierte en 25-hidroxi-vitamina D3 (25-OH-D o calcifediol). Posteriormente, se produce una segunda hidroxilación en el riñón, convirtiéndose en 1,25-dihidroxi-vitamina D3 (1,25(OH)2D) o calcitriol, que es la biológicamente activa, con acciones fisiológicas claves en todas las etapas de la vida.
Es el momento de devolverle a esta hormona su verdadero nombre y así podremos comprender mejor su complejidad y la importancia de mantener unos niveles óptimos de la misma para que nuestro organismo funcione correctamente.