En los primeros años de vida, es donde mayor entusiasmo muestra el ser humano ante cualquier acto, y por lo tanto, son las categorías inferiores del ciclismo donde mayor ilusión se respira.
Dependiendo de cada federación, podemos encontrar licencias competitivas desde ciclistas de 8-9 años y normalmente, hasta la categoría de cadete (15-16 años) las competiciones suelen ser de tipo “Gyncana”, donde se valora la habilidad en el manejo de la propia bicicleta. También se suelen realizar carreras en circuitos cerrados (polígonos industriales), donde se premia el rendimiento físico.
Personalmente, creo que esta categoría destaca por las habilidades técnicas y valores que los pequeños ciclistas adquirirán de cara al futuro. En este sentido, la labor de los responsables (entrenadores) es vital. Cabe destacar que esta labor es totalmente voluntaria y a menudo suele ser realizada por alguno de los padres, con más o menos conocimientos de educación física y ciclismo, pero siempre con muchísima ilusión.


Estas edades son muy propicias para probar las diferentes disciplinas que nos ofrece nuestro magnifico deporte: Carretera, BTT, BMX, Trial, Pista, Ciclocros, etc.
A partir de la categoría de cadete, el ciclista suele decantarse por una o dos modalidades. El calendario competitivo comienza a definirse y se valora únicamente el resultado, donde prevalece el rendimiento físico por encima de la técnica o incluso la táctica de carrera.
Tengo serias dudas sobre si la categoría junior (17-18), pertenece actualmente a las categorías inferiores. Concretamente, desde que diferentes directores de equipos profesionales comenzaron a fichar a ciclistas directamente desde esta categoría, para competir en el más alto nivel, saltándose una categoría tan importante como la sub-23. Ciclistas como Filippo Pozzato, Arkaitz Duran o Remco Evenepoel no llegaron a competir en la categoría sub-23, pasando directamente desde la categoría junior a profesionales.
A menudo me pregunto si la categoría junior no esta demasiado profesionalizada. Una categoría donde deberían primar los buenos hábitos, el compañerismo, las habilidades técnicas, la táctica y el aprendizaje en general, se suele ver desvirtuada por la consecución de los resultados.
He visto con mis propios ojos, ciclistas profesionales con dificultades para vestirse un chaleco sin bajarse de la bicicleta, incapaces de cargar 10 bidones en sus espaldas para llevarlos a sus compañeros de equipo u otras dificultades técnicas, derivadas de la falta de práctica de categoría inferiores.
Evidentemente, hay ciclistas con mayores y menores habilidades, pero está claro que la práctica ante las diferentes situaciones se debe realizar en categorías inferiores, y es la propia práctica la que hace desarrollar esas habilidades.

No podemos olvidar que todo gran campeón, también fue novato algún día. En este sentido, pienso que todos los aficionados al ciclismo, debemos estar tremendamente agradecidos a todos esos voluntarios, que hacen que las categorías inferiores sigan siendo la cuna de todo gran campeón. Escuelas de ciclismo, organizadores de carreras, federaciones y en general todos los estamentos que están involucrados en el ciclismo de base, son el motor que hará florecer a los grandes ciclistas del futuro.
Por todo esto, ¡Gracias!